El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó el miércoles "animales" a algunos inmigrantes ilegales, durante una mesa redonda sobre ciudades "santuario" y pandillas, entre ellas la MS-13, de la que denunció su crueldad.

"Estamos expulsando gente del país (...) No se puede creer lo malas que son estas personas", dijo el mandatario en una reunión en la Casa Blanca con políticos republicanos de California.

"Estas no son personas, son animales", agregó. "Los estamos sacando de este país a un ritmo nunca antes visto".

El mandatario se pronunció durante una discusión sobre los municipios de California que se niegan a cooperar con el ICE, el servicio de control migratorio del gobierno federal, llamados "santuarios".

Trump también estimó que la afluencia de inmigrantes ilegales se debe al hecho de que Estados Unidos tiene "las leyes de inmigración más tontas del mundo".

"La ley de California brinda refugio a algunos de los delincuentes más crueles y violentos del mundo, como los pandilleros de la MS-13", dijo, lamentando que "hombres, mujeres y niños inocentes" estén "a merced de criminales sádicos".

Trump ha calificado antes a la MS13, una pandilla que se originó en Estados Unidos pero tiene raíces en El Salvador, de "viciosa" y "asesina".

Opositores demócratas reaccionaron a los comentarios del presidente.

"Los inmigrantes son seres humanos, no animales, no delincuentes, narcotraficantes, no violadores. Son seres humanos", dijo el representante por Colorado, Jared Polis.

El gobernador de California, Jerry Brown, dijo que "Trump está mintiendo sobre inmigración, mintiendo sobre el crimen y mintiendo sobre las leyes de California".

California, el estado más poblado del país y bastión demócrata, está inmerso en un enfrentamiento legal y político con la administración federal sobre inmigración.

El gobierno de Trump ha demandado al "Golden State" para obligarlo a poner fin a la política de ciudades "santuario", en tanto California también inició procesos legales contra el gobierno estadounidense.

Brown sancionó en octubre una ley que declara a California "estado santuario", en un abierto desafío a la decisión de Trump de detener la inmigración ilegal y potencialmente expulsar del país a millones de personas que entraron a Estados Unidos clandestinamente.

En California vive la mayor parte de los inmigrantes indocumentados, cerca de un cuarto de los 11 millones estimados que hay en todo Estados Unidos, principalmente de origen latinoamericano.